~Yaoi Memories~

Las Furias - Erinias

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lordpaco
view post Posted on 8/1/2009, 06:20     +1   -1




Las Furias

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Las Erinias son divinidades nacidas de la tierra regada por la sangre de Urano cuando éste fue mutilado por Crono. Son divinidades que se ocupan, sobre todo, de vengar los crímenes, especialmente los que atentan contra la familia. Se las representa con figura de mujeres negras y aladas, con serpientes enroscadas en sus cabezas. Su vivienda habitual está en los Infiernos, de donde salen por conjuro del ofendido ó por la maldición del propio ofensor.

Su nombre más común es el de Euménides, las "Bondadosas", aunque también se las llama Semnai, las "Venerables". En Roma se las conoce como las Furias. En ocasiones se les atribuye como compañera a Pena.

Intervienen con sus ayudantes las Harpías en varias leyendas de criminales conocidos. Inspiran la venganza a la madre de Meleagro por haber matado éste a sus tíos; causan desgracias a Agamenón que sacrificó a Ifigenia; alientan a Clitemestra para que mate a su marido; persiguen a Orestes después del asesinato de su madre, etc. Generalmente enloquecen al perseguido, que ha de huir continuamente de ellas, Posteriormente se ha considerado a estas divinidades como ejecutoras de los castigos de los Infiernos. Se las representaba llevando en la mano antorchas y látigos que hacían enloquecer a los flagelados.

En principio, eran sobre todo productoras del orden del mundo, castigando todo tipo de exceso, como los causados por los médicos que salvan de la muerte, por los adivinos que cuentan secretos divinos a los hombres, y por los asesinos, ya que el asesinato es una mancha de tipo religioso que pone en peligro la estabilidad del grupo social en cuyo seno se ha cometido.


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FUNCION Y PAPEL



Las Erinias son fuerzas primitivas anteriores a los dioses olímpicos, por lo que no se someten a la autoridad de Zeus. Moraban en el Érebo (o en el Tártaro según la tradición), el inframundo, del que sólo volvían a la Tierra para castigar a los criminales vivos, sometiendo mientras a torturas sin fin a los eternamente condenados. A pesar de su ascendencia divina, los dioses del Olimpo muestran una profunda repulsión hacia estos seres que no toleran. Por su parte, los mortales las temen y huyen de ellas. Es esta marginación y la necesidad de reconocimiento que implica lo que, en la obra de Esquilo, llevará a las Erinias a aceptar el veredicto de Atenea, a pesar de su inagotable sed de venganza.

Cuando una maldición ritual en La Ilíada (iii.278 y sig.; xix.260 y sig.) invoca a quienes «debajo de la Tierra castigan a los muertos que fueron perjuros», «las Erinias son simplemente una encarnación del acto de automaldición que conlleva el juramento» (Burkert 1985 p.198). Son las encargadas de castigar los crímenes durante la vida de sus autores, y no más tarde. No obstante, siendo su campo de acción ilimitado, si el autor del crimen muere, lo perseguirán hasta el inframundo. Justas pero sin piedad, ningún rezo ni sacrificio puede conmoverlas ni impedir que lleven a cabo su tarea. Rechazan las circunstancias atenuantes y castigan todas las ofensas contra la sociedad y la naturaleza como el perjurio, la violación de los ritos de hospitalidad y sobre todo los crímenes o asesinatos contra la familia. En épocas antiguas se creía que los seres humanos no podían ni debían castigar tan horribles crímenes, correspondiendo a las Erinias perseguir al desterrado asesino del fallecido en venganza, hostigándole hasta hacerle enloquecer (de ahí su nombre latino, derivado de «furor»). La tortura sólo cesaba si el criminal encontraba a alguien que le purificase de sus crímenes. Némesis representa un concepto similar, y su función se solapa con la de las Erinias, con la diferencia de que aquélla castigaba las faltas cometidas contra los dioses. La diosa Niké tenía originalmente un papel parecido, como portadora de una victoria justa. Castigaban el hibris o exceso. Prohibían a los adivinos revelar fielmente el futuro para que este conocimiento no acercara al hombre a los dioses.

Se representa a estas hórridas deidades vengadoras como genios femeninos con serpientes enroscadas en sus cabezas entre el pelo, portando látigos y antorchas, y con sangre manando en lugar de lágrimas en los ojos. También se decía que tenían grandes alas de murciélago o pájaro, o el cuerpo de un perro.

Solían ser comparadas con las Gorgonas, las Grayas y las Arpías debido a su espantosa y oscura apariencia y al poco contacto que mantenían con los dioses olímpicos. Atormentan a los que hacen el mal, persiguiéndolos incansablemente sobre la Tierra hasta volverlos locos. En un sentido más amplio, la Erinias representan la rectitud de las cosas dentro del orden establecido, protectoras del cosmos frente al caos. En La Ilíada privan de la palabra a Janto, el caballo de Aquiles, por culpar a los dioses de la muerte de Patroclo y privan de descendencia a Fénix. El filósofo Heráclito decía que si Helios decidía cambiar el curso del Sol a través del cielo, ellas le impedirían hacerlo.

Un mito cuenta que Tisífone se enamoró de Citerón, y terminó provocando su muerte por mordedura de serpiente, concretamente de una de su cabeza.


Tragedia de Esquilo



En Las euménides de Esquilo, la tercera parte de la Orestíada, las Erinias persiguen a Orestes. Éste había matado a su madre, Clitemnestra, en venganza por el asesinato de su padre, Agamenón. En su primera representación, esta tragedia provoca verdadero terror entre los espectadores. Las Erinias componen el coro. Las representaciones que nos han llegado las muestran sosteniendo látigos y antorchas, y a veces también rodeadas de serpientes.

Lo único que interesa a la Erinias es el acto cometido por Orestes, sin juzgarlo ni considerar circunstancias atenuantes. El propio Apolo debe oponerse a su venganza implacable, concediéndole protección a Orestes, a quien había incitado a vengarse del asesino de su padre, que resultó ser Clitemnestra. Las Erinias, nos cuenta Esquilo, persiguen a Orestes hasta Delfos, el más importante santuario de Apolo. No le liberan hasta que los dioses les convencen para que acepte el veredicto del tribunal de Atenas, el Areópago.

Allí, Atenea interviene como patrona de la ciudad y equilibra el sufragio. Orestes es absuelto, pero debe traer de la Táuride una estatua consagrada a Artemisa. Las Erinias son acogidas entonces en Atenas bajo la forma más clemente de Euménides (‘benévolas’) o Semnai Theai (‘venerables diosas’).

A pesar de ello las Erinias persiguen a Alcmeón, que había matado a su madre. Como Orestes, Apolo le había incitado a vengar a su padre. Alcmeón es perseguido por las Erinias a través de Grecia, hasta que halla refugio en una tierra que no existía aún en el momento del asesinato de su padre, escapando así al poder de su perseguidoras.


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Como tal las Furias aparecen representadas en la obra de Fausto del escritor alemán Goethe, mientras se lleva a cabo la fiesta de la mascarada.
 
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